Una de las reformas más habituales en las casas es hacer nuevos armarios empotrados, en Rehabitarte estamos especializados en este tipo de obra y te aconsejamos sobre como encontrar el armario que más se adapte a tus necesidades, ya que los armarios empotrados se pueden personalizar completamente desde bandejas extraíbles, cajones con diferentes profundidades, cajones zapatero, barras a diferentes alturas para colgar la ropa, maleteros… Todo, absolutamente todo se puede personalizar.

En los acabados no suele haber duda ni discusión, las puertas del armario suelen ir a juego con la carpintería de madera, suele tener el mismo acabado que las puertas de paso.

Armario para la ropa blanca.

Si estamos dentro de una reforma integral en la que movemos tabiques, recomendamos hacerlos de una profundidad especial para tener cerca de 60 cm de profundidad, así tendremos el armario ordenada con sábanas y toallas bien colocadas y a la vista aprovechando bien el espacio.

Zapatero.

Normalmente dejamos la parte más incómoda del armario para los zapatos, incluir en la parte inferior una bandeja extraíble o varios compartimentos separados para cada par hará que resulte un poco mas accesible, el esfuerzo será menor. Dependiendo del espacio también se suele hacer un pequeño módulo independiente.

Luces en el interior.

Si la reforma es integral, podéis prever un punto de luz detrás del armario para poder conectarla directamente. Si sólo vais a cambiar los armarios y no tenéis la posibilidad de poner un punto de luz nuevo, siempre podréis utilizar luces que tengan su propia fuente de alimentación.

Cajones con el frente en vidrio.

Lo más incómodo de los cajones, es que casi siempre hay que abrirlos para ver lo que tenemos en ellos. La idea de poner los frentes de los cajones en vidrio, me parece estupenda, ya que así podemos tener una idea rápida de donde tenemos nuestra camiseta o nuestro jersey favorito.

No solemos recomendar las puertas de vidrio en los armarios. Cuando vemos los armarios vacíos quedan muy bonitas, pero luego, a la hora de la verdad, cuando llenamos el armario de ropa y cerramos las puertas, podemos intuir las camisas, los jerseyes, los cajones… y la sensación general, aunque esté todo en sus sitio, es de desorden.