Claves en la rehabilitación de edificios

En Lugo más de la mitad de los edificios existentes fueron construidos antes de la década de los 80, por lo que el aislamiento con el que cuentan es bastante precario en lo que a términos de eficiencia energética se refiere.

En primer lugar se tiene que llevar a cabo una auditoría energética, ya que ésta proporcionará datos reales en cuanto a consumo y costos. Derivada de esta auditoría el edificio obtendrá la denominada etiqueta energética, en la cual se habrá catalogado al inmueble con una letra comprendida entre la A y la G, siendo la A la de mayor categoría y la G la de menor eficiencia. Según los datos obtenidos en la auditoría, se implantarán unas medidas correctivas u otras, facilitando así el proceso de toma de decisiones y la priorización de las mismas.

Una vez el edificio cuenta con la correspondiente certificación energética, el siguiente paso será el concerniente a la rehabilitación del edificio, la cual comprende tres puntos primordiales: aislamiento, estanqueidad y ventilación.

El Aislamiento  es uno de los aspectos más importantes  a tener en cuenta, y es que sin el nivel de aislamiento necesario, los edificios incurrirán en pérdidas energéticas considerables. Por otra parte, sólo se puede alcanzar la estanqueidad mediante el correcto aislamiento del edificio, es decir, minimizando las pérdidas e intercambios de temperatura que tienen lugar entre el interior y el exterior del inmueble, siendo necesario llevar a cabo medidas tales como:

  • Reforzar el aislamiento de fachadas mediante la reparación de grietas y fisuras, reforzando los puentes térmicos e incluso contando con cubiertas vegetales en techos o fachadas.
  • Sustitución de puertas y ventanas. Para garantizar que no se produzcan pérdidas de temperatura a través de las ventanas es conveniente sustituir las antiguas por otras con doble cristal, ya que es a través de estos por donde mayores pérdidas se registran. En lo referente a las puertas, la solución más óptima en edificios son las puertas automáticas, ya que éstas se pueden adaptar a cualquier proyecto arquitectónico. Las puertas automáticas evitan descuidos como dejárselas abiertas y facilitan el libre paso de las personas sea cual sea su condición física. Pero además, las puertas automáticas aseguran pérdidas mínimas de temperatura, sobre todo si la velocidad de apertura y cierre es elevada, y permiten alcanzar así niveles óptimos de confort y un ahorro energético considerable.

En lo referente a la ventilación, se deben utilizar sistemas de ventilación natural o mecánica, y sistemas de recuperación del calor, ya que un uso correcto y combinado de todos ellos puede suponer una reducción del 90% de la demanda de calor de un edificio.

Además de las mejoras estructurales del propio edificio, se debe invertir en cambiar los sistemas de iluminación y climatización existentes por otros más actuales, ya que los equipos obsoletos suelen incurrir en un mayor consumo eléctrico.

Cabe destacar que existen, además de las soluciones ya nombradas, otras medidas que pueden adoptarse para reducir el consumo energético, y éstas pasan por hacer un mayor uso de las energías renovables.  Aún así no hemos de olvidar que en numerosas ocasiones el factor humano tiene mucho que ver en lo que al gasto energético se refiere, por lo que es esencial educar a la población en un uso correcto y eficiente de los recursos de que disponemos en cada momento.

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